Canal RSS

Reflejos y sueños del pasado.

Publicado en

A través de los años, de las experiencias, de la familia y las amistades se crea una red de recuerdos. Con la rutina y la mala costumbre de acomodarnos nos alejamos cada vez más de quiénes fuimos hasta que llega un momento en el que el espejo te devuelve a una desconocida. No siento nostalgia por quién fui ni cómo sentí; pero me resulta increíble no reconocer las cosas que en su momento escribí y creí importantes. El anhelo, la sed, la sal, la dulce cadencia del negro sobre blanco, las ganas, la necesidad de gritar, reír o saltar… ¿Era tanto? ¿Era real o una expectativa?

Lo que veo que era ya no me representa. No puede parecerme más fútil, más infantil, más naive. Toda esa pasión irreal, falta de las cosas que realmente engrandecen la vida. Quizás las que siento ahora tampoco lo sean realmente, quizás en 10 años vuelva a dejar de reconocerme en mi yo actual, tampoco puedo adivinar quién seré o hasta dónde llegaré. Veo ahora en mi vida ciertos nubarrones de incertidumbre, cierto equilibrio de grises y tonos claros, se apagaron ciertos fuegos y lo bueno que me rodea es tibio y suave. No echo de menos los sueños del pasado, creo que se convirtieron en otras cosas, me quedé con aquellos que me aportaban y aparté a quiénes solo eran fachada.

Me gusta mi interior tranquilo, prefiero el aroma del café que el de la nostalgia, adoro mis tardes de pelis y gatos, y solo me asusta embeberme en la rutina. Me gusta sonreír de medio lado en vez de dejándome la voz, bailar mientras cocino en vez de hacerlo de madrugada, me siento feliz ordenando, limpiando y reubicando cosas en mi pequeño hogar, porque lo siento tan mio tan privado, tan discreto, que cuando lo hago se regocija mi alma.

Esto no significa que reniegue de quién fui, me siento orgullosa de mis logros y sobre todo de mis grandes errores porque son los que más me enseñaron. Pero siento el cuerpo pesado, anclado a la tierra, y me parece maravilloso sentir que tengo raíces, que lo que me rodea, en mi pequeño mundo de ronroneos y tazas humeantes, lo he creado yo en cierto modo. No es un lugar, no es una persona, es una etapa del proceso de vivir. Y aunque me cueste reconocerme en otros reflejos y sueños que tuve, me llevaron a este momento tan dulce. Las pasiones, están sobrevaloradas.

De apéndices del caos y aprendices caóticos

Publicado en

Caos

Somos animales extraños los humanos. Vestimos una carcasa de carne, hueso y piel que sostiene y transporta un reactor bioquímico que es una, si no la más, sofisticada creación del universo.

A nosotros, los usuarios finales, todo nos ha sido dado para que parezca fácil: Tan sólo un par de necesidades básicas como comer o hidratarnos que debemos mantener cubiertas para asegurar la supervivencia. Ni de respirar tenemos que preocuparnos, eso lo hacemos sin querer.

Y tan fácil como respirar, como alimentarnos para seguir vivos, es desbaratar todo el trabajo evolutivo de millones de años con un simple pensamiento, una idea, una palabra. Nuestro humor y estado de ánimo condicionan nuestra alimentación y nuestro sueño. ¿Es la tristeza una enfermedad? Lo dejo como pregunta. Se supone que el alma no puede doler y, sin embargo, duele. Aunque no sepamos localizarla.

Somos animales extraños los humanos, dueños y esclavos de la mayor inteligencia conocida. Siempre buscando más allá, con necesidades de Dioses y milagros que justifiquen o den respuesta a lo inexplicable.

Sin duda somos animales extraños, quizás hijos de la serendipia emanada del choque entre partículas, quizás un cálculo perfecto con un resultado imperfecto.

¡Qué extraños somos los humanos!

El alma prendida…

Publicado en

Tengo el alma prendida, de tus manos,  que tocan las mías, que acarician y llenan de mil dulzuras mi sangre.  Quedaron atrás las nostalgias y la sal; ahora se agotan mis días más rápido de lo que quisiera. Pero estás cerca, no importa la geografía insensata que nos pone a prueba, siempre estás conmigo como las mariposas y el sonido del mar; y yo, envuelta en una brisa templada que me trae el recuerdo de tu aliento cuando lo necesito o me susurra un «te quiero» ( un «te añoro» , un «cuenta conmigo»), te pienso a cada momento y así queda prendida mi alma… de tus manos, que tocan las mías, que acarician y llenan de mil dulzuras mi sangre.

adventure-1807521_960_720

Publicado en

British-Drink-Consumption

Me duele el calendario,
llueven gotas del pasado y el poco futuro que queda
desprende un familiar hedor a carne podrida: EGO.

Al mundo le aprietan los zapatos,
huye hacia delante convaleciente de nosotros: PLAGA.

Se sienten extraños los abrazos de esta Musa promíscua.
No sé si soy la causa o el efecto de tantas noches rotas: «PONME OTRA».

Te quiero…

Publicado en

…mio y para compartirte. Libre y lluvioso, amargo, lacio, salado y algo azucarado. Para extrañarte y que me consueles. Independiente y detallista, firme y comprensivo. Te quiero en silencio, a gritos, de medio lado y vuelta y media. Sincero y gamberro, con tus principios contra los míos, con besos en la frente y en las orejas.  Te sé en lo alto, junto a los sueños y la memoria; te escucho cerca desde la nuca hasta los dedos de los pies. Te quiero absurdo, triste y sonriente. Te quiero feliz a mi manera, en tu nostálgica libertad y con las alas tibias. Te quiero así sin más, sin deberte nada. 11428731_899750080064066_8191495579559262661_n

Se llena la pista…

Publicado en

… de nuevos horizontes. Se llena de gente revolucionaria, de objetivos, de voluntades. Y las luces se atenúan y ahora no enfocan a nadie en particular sino a todos en general. Cada uno baila con esa nueva luz propia, lanzándose a una locura de brazos y piernas que se cruzan en todas direcciones.  Se puede apreciar una belleza distinta, los cuerpos irradian alma y regenerada esperanza.

La palabra de moda, la etiqueta nada sutil que empapa la pista, «Cambio«. Sin embargo es más bien un renacer, un  despertar, una liberación progresiva que lo invade todo y se extiende. No como una epidemia, ni como una enfermedad, más bien como la onda expansiva de una explosión profunda del corazón.

Han explotado muchos corazones… pero aún quedan algunos que con pereza, o quizás temerosos de hacer demasiado ruido, se unan a los singulares latidos de la pista.

Que se siga llenado la pista, que la música de conciencias y valores no decaiga.

¿Qué me dices? ¿Tú también bailas, o te vas a quedar mirando? 

1223618000887_f

No es una tarta

Publicado en

No lo es. No puedes pedirme un pedazo, comerlo despacio, poner cara de nada. Pedirme otro pedazo «es que no lo he probado bien», dar bocados más grandes, saboreando menos y no dejar ni las migas. Pedir más «me he quedado con hambre», y devorarlo sin mirarme si quiera. Servirte tú mismo un pedazo aún más grande «no te importa ¿verdad?», y terminarlo antes de que te pueda responder; apartando esta vez los ingredientes que consideras que sobran. Ya sin ganas, con cara de cansado repetir plato, criticar un excesivo dulzor, desmontarlo con el tenedor observando con detenimiento, preguntar la receta, poner cara de poco interés. Dejar en el molde un solo pedazo «lo siento, no me ha gustado demasiado».

Lo que te ofrezco no es una tarta. Mi ilusión y mis ganas, no son pedazos de tarta. Mi amor tampoco es una tarta, y tú no eres un perfecto gourmet. Mi tiempo no es una tarta. Las ganas que he puesto en esto no son para hacer ninguna tarta. No soy una tarta.

Puedes coger un pedazo del amor que te ofrezco y probarlo. Quizás te permita probar dos pedazos. Pero no vas a probar y probar y tomártelo como un juego, para cuando ya no quede casi nada de mí, decirme que «estaba rico, pero no quiero más, gracias» ; no seas desconsiderado, no seas egoísta, no seas inmaduro. Ten la valentía de rechazar lo que te ofrecen tras el primer bocado, ten el coraje y sé honesto conmigo, contigo y con lo que te ofrezco. 

Y no te confundas; la tarta sigue siendo mía. Agradece que te la di a probar, sé digno del ofrecimiento y no me hagas perder el tiempo si no te convence el primer pedazo que, si tú me preparas una la degustaré con mimo.

Tarta-de-Chocolate-borracha

El vecindario

Publicado en

«Aveces pienso que me hace feliz 
mirar arriba y no pensar en nada 
y respirar profundo como si esta tierra 
no estuviera contaminada» (…) 

Todos tan distintos en este inmenso vecindario, infinito, inabarcable, que nos empeñamos en delimitar. Y aún cuando miro para arriba se me olvida lo efímero de mi propia existencia y me resulta difícil volver a ser consciente de que somos tantos, y hay tanto dentro de cada uno, que es seguro que nos encontremos en algún punto. Y vibremos al encontrarnos, porque dejas en el camino a muchos, los vecinos cambian, se mueven mudan y transforman en otros. Y quedamos muchas veces inmersos en problemas del pasado, que nos parecen los únicos reales… como si la vida se nos escapase entre los dedos mientras tenemos la mirada en un punto que cada vez se aleja más a nuestra espalda. Pero siempre llegan momentos lo suficientemente absurdos, llamativos, nuevos, diferentes a cualquier otro, poblados de pestañas, enredados en una suerte de sábanas piernas manos y morbo. Y el vecindario brilla, en medio de un incomprensible universo, y la parte de nosotros que era estrella se siente completa. Es un instante, lo suficientemente corto, lo suficientemente ilustrado, como para dejarnos con ganas de más. Es un instante que nos devuelve la inspiración y el amor por los detalles, que nos hace sonreír en diferido y llorar en la distancia. Y así lo contaminado que nos rodea es más llevadero, y con nuevas fuerzas luchamos a favor de nuestros principios.  Hay vecinos como estrellas, donde se apaga una se adivinan nuevos brillos y candores.

ventana

A la atención del tataranieto que probablemente nunca tendré

Publicado en

Querido tataranieto,

es un milagro que estés leyendo esto. Eso significa que existes, lo cual también significa que tu tatarabuelo (al teclado) y alguno de sus hijos y alguno de los hijos de este último a su vez, han sobrevivido lo suficiente para que tú llegaras a nacer. Párate a pensarlo, seguro que lo has dado en clase de historia, lo de la gran crisis de principios del siglo XXI. Cuando algunos se suicidaban antes de que su propio Gobierno los sacaran a golpes de sus casas. Para que tú estés aquí, ahora, vivito y coleando, tus antecesores tuvimos que sobrevivir a monarcas ineptos y ególatras, a gobiernos corruptos que vendían a sus ciudadanos a los mercados capitalistas, al cáncer, al ébola… Hemos sobrevivido a Aznar, a Zapatero, a Rajoy, a Bush, a Obama, a Putin y a los que vinieron después. Sobrevivimos a la radiación de la Wi-Fi y a la comida basura. Pudimos comer o, al menos, mantenernos nutridos en una época en la que algunos asalariados vivían rondando el umbral de la pobreza y se consideraban unos privilegiados. Supimos escondernos cuándo algún psicópata con poder pulsó el botón rojo y medio mundo se fue a la mierda. Sinceramente, ¿Qué probabilidades de éxito teníamos? ¡Olé nuestros cojones!

Survive

No tengo ni idea de como andarán las cosas en tu planeta ahora. Ni siquiera estoy seguro de que sea el mismo planeta que yo habité, le quedaban dos telediarios cuando yo escribía esto. Dudo mucho que sobreviviera a la lacra humana tal y como andaban las cosas por aquel entonces. Verás, teníamos una cosa llamada 1er mundo y otra muy cerquita muy cerquita, pero muy diferente muy diferente, llamada 3er mundo.

Estaban tan cerca que sólo les dividía una línea. Esa línea era metálica con espinas en algunos tramos, con electricidad en otros, en algunos era de cemento o simplemente de nada, de aire, de agua, imaginaria. Una jodida línea. ¿Te lo puedes creer? Ahora mismo te estarás descojonando, pero esto era un tema muy serio en aquel entonces. Igual de serio que ignorado. Miles de millones de niños murieron desnutridos en el 3er mundo mientras nosotros mandábamos tweets solidarios al otro lado de la línea. Pero para no tener problemas de hambruna tampoco te creas que andábamos mucho mejor los ricos. Todos se peleaban. Si tenían mucho porque querían más y si tenían más peleaban porque había que pelear. Porque no había negocio sin guerras y cualquier motivo era digno de una señora masacre.

Uno de los motivos más típicos solía ser la religión. ¡Cuántas vidas perdidas por tratar de etiquetar lo imposible (o hasta mi época indemostrable)! ¿Aún tenéis Iglesia? Espero que no. Que se hayan podrido en su manto de vejaciones y atentados contra la libertad. Yo fui hijo de católicos, nada serio, de los que pisaban Misa en bodas y funerales, pero católicos a fin de cuentas. Siempre hubo mucho respeto hacia la religión en casa. Aunque se fue diluyendo con los años y la ayuda de algunos curas que compraban viagra en el cajellón de detrás de la parroquia. Eso sí, en la mesa, comiendo, se hablaba sin tapujos. Rara vez me mordí la lengua con estos temas, mi agnosticismo nunca me generó conflictos en casa. La verdad es que tenías unos tataratatarabuelos formidables. Tuve la suerte de pertenecer a una generación hija de los que acabaron con la dictadura en España. Nosotros nacimos en la libertad de expresión y recibimos educación sexual en la escuela (poca y mala) y sobretodo en casa. Pero no nos pongamos emotivos ahora que si esto funciona volverás a saber de mi y de mis padres. Tendrás la oportunidad de ver fotos y vídeos en tu nevera de plasma, te lo prometo.

Y es que también teníamos cosas buenas los ricos (dejémoslo en menospobres) en mi tiempo. Aún nos quedaban las cañitas del viernes, las series de Sorkin, el porno a tiro de click, El Follonero, 9GAG y, lo más importante, alguna gente buena. Créeme cuando te digo que he conocido a personas que han cambiado cosas dentro de mi en dos conversaciones, que me han sacudido el alma. Espero que de estas haya muchas en tu mundo. Nunca dejes de buscarlas y de corresponderlas. Te va a sonar a tópico pero sólo sabrás que no tienes amigos cuándo realmente necesites a uno y no aparezca nadie.

Me toca despedirme así que espero que ya hayan inventado, o inventes tú mismo, una forma de comunicarte con tus antepasados. Me muero dos veces de ganas de saber de ti. Espero que me escribas contándome que todo fue a mejor. Que las personas aprendieron a compartir los recursos sin exprimir el planeta. Cuéntame que las banderas sólo sirven para diferenciar equipos en el deporte. Por favor, mándame fotos de una humanidad que haya superado este yo-mi-me-conmigo-mismo tan absurdo. Bueno, tú escríbeme.

Te quiere,

tu tatarabuelo Joaquín

Tregua

Publicado en

Chihiro_x_Haku

Dame la mano y corramos juntos que la cuenta atrás preludia nuestra huída, nuestra búsqueda no es en vano; llegaremos a encontrarnos con nosotros mismos.  No es tan terrible huir si lo hacemos acompañados.  Regálame un pedazo de tu voz marina y grave, hecha de huracán y orgullo. Sumémosle mis ganas de aventura y se nos quedará pequeño el mundo.

Dejémonos de luchas, de noches amargas y conversaciones tristes. Vamos a intentarlo, callémonos un momento y si el silencio nos devuelve el amor que creímos perdido es que aún queda esperanza. Y en silencio y sin maletas, escapemos a los que éramos tiempo atrás para vivir una última batalla; pero por favor compartamos bando.  Si vamos a darlo todo entrelacemos las manos y aunemos corazones contra el muro de reproches que intenta separarnos.

Si perdemos lo haremos juntos, y la derrota en ambos nos llevará al fin a una tregua.

Pactemos nuevas caricias, nuevas miradas, nuevas promesas… ¿qué me dices?